La civilización maya
Habitó una gran parte de la región denominada Mesoamérica, en los territorios actuales de Guatemala, Belice, Honduras, El Salvador y en el comprendido por cinco estados del sureste de México: Campeche, Chiapas, Quintana Roo, Tabasco y Yucatán, con una historia de aproximadamente 3000 años.
Durante ese largo tiempo, en ese territorio se hablaron cientos de dialectos que generan hoy cerca de 44 lenguas mayas diferentes. Hablar de los "antiguos mayas" es referirse a la historia de una de las culturas mesoamericanas precolombinas más importantes, pues su legado científico y astronómico es mundial. Contrariamente a una creencia muy generalizada, la civilización maya nunca "desapareció". Por lo menos, no por completo, pues sus descendientes aún viven en la región y muchos de ellos hablan alguno de los idiomas de la familia mayense.
La literatura maya ilustra la vida de esta cultura. Obras como el Rabinal Achí, el Popol Vuh, los diversos libros del Chilam Balam, son muestra de ello. Lo que sí fue destruido con la conquista es el modelo de civilización que hasta la llegada de los primeros españoles, había generado tres milenios de historia.
La conquista española de los pueblos mayas no se consumó hasta 1697, con la toma de Tayasal, capital de los mayas Itzá, y Zacpetén, capital de los mayas Ko'woj, en el Petén (actual Guatemala). El último estado maya desapareció cuando el gobierno mexicano de Porfirio Díaz ocupó en 1901 su capital, Chan Santa Cruz, dando así fin a la denominada Guerra de Castas.
Los mayas hicieron grandes e impresionantes construcciones desde el Preclásico medio y grandes ciudades como Nakbé, El Mirador, San Bartolo, Cival, localizadas en la Cuenca del Mirador, en el norte del Petén, y durante el preClásico, las conocidas ciudades de Tikal, Quiriguá (ambas las primeras en ser declaradas Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, en 1979 y 1981 respectivamente), Palenque, Copán, Río Azul, Calakmul, Comalcalco (construida de ladrillo cocido), así como Ceibal, Cancuén, Machaquilá, Dos Pilas, Uaxactún, Altún Ha, Piedras Negras y muchos otros sitios en el área. Se puede clasificar como un imperio, pero no se sabe si al momento de colonizar impusieron su cultura o si fue un fruto de su organización en ciudades-estado independientes cuya base eran la agricultura y el comercio. Los monumentos más notables son las pirámides que construyeron en sus centros religiosos, junto a los palacios de sus gobernantes (lugares de gobierno y residencia de los nobles), siendo el mayor encontrado hasta ahora el de Cancuén, en el sur del Petén, muchas de cuyas estructuras estaban decoradas con pinturas murales y adornos de estuco. Otros restos arqueológicos importantes incluyen las losas de piedra tallada usualmente llamadas estelas (los mayas las llamaban tetún, ‘tres piedras’), que muestran efigies de los gobernantes junto a textos logográficos que describen sus genealogías, entronizaciones, victorias militares, y otros logros. La cerámica maya está catalogada como una de las más variadas, finas y elaboradas del mundo antiguo.
Los mayas participaban en el comercio a larga distancia en Mesoamérica, y posiblemente más allá. Entre los bienes de comercio estaban el jade, el cacao, el maíz, la sal y la obsidiana.
Pre clásico maya
También llamado Período Agrícola, existe un debate sobre los años
de inicio y fin de este intervalo de tiempo, el más aceptado en este caso, para
el área maya, inicia aproximadamente en el año 1000 a. C. y terminaría
alrededor del 320. Durante este periodo se desarrolla el idioma maya y el
pueblo maya adquiere experiencia y construye algunas grandes ciudades.
Una teoría, basada en estudios de cerámica, motiva a deducir que en el
periodo Pre clásico la costa del Océano Pacífico, desde el este de Oaxaca hasta
El Salvador estuvo poblada por los ancestros de los mixe y popolucas actuales,
de uno de estos es el grupo de los mayas que, hacia el 1200 a. C., emigraron
hacia el Golfo de México y desarrollaron la civilización olmeca arqueológica.
De hecho, la cerámica más antigua de esta región es de un estilo inconfundible
llamado Ocós, originaria del Pacífico de Guatemala, pero unos 600 años
más antigua que la olmeca.
Según otra teoría, complementaria a la anterior, los descendientes de
los olmecas emigraron a la zona del Petén guatemalteco, donde posteriormente se
mezclaron con la gente del lugar originando a los "protomayas".
Existen algunos fragmentos donde se afirma que estos provenían de una migración
que se produjo en el núcleo original maya, que ciertos arqueólogos han
encontrado en la zona maya de Guatemala conocida como El Petén, cuando en el
Preclásico medio se comenzaron a desarrollar ciudades monumentales en la Cuenca
del Mirador como Nakbé, El Mirador y Cival, con sus ahora famosos murales del
Pre clásico, los más finos y antiguos del área maya. Estas grandes ciudades ya
contaban con todas las características que hicieron famosos a los mayas del
periodo Clásico, y dando lugar a la duda de que si los olmecas y mayas fueron,
efectivamente, culturas que se desarrollaron independientemente.
Posteriormente, en el Pos clásico, algunos grupos emigraron del Petén
rumbo al norte (Península de Yucatán) y otros se quedaron ahí; de esta manera
se explica el origen de las diferentes tribus mayas (itzáes, xiús, cocomes,,
tzeltales, lacandones, entre otras), ya que cada una de ellas conservaba rasgos
comunes, solo variaban los distintos dialectos. Cuando se realizó la conquista
española, cada uno de estos grupos se fue adaptando al mestizaje cultural y se
fue haciendo único y autónomo en sus tradiciones. Al paso del tiempo la gran
civilización maya floreció y alcanzó auge en la zona norte del Petén, en la
Cuenca del Mirador, en el corazón de la selva tropical; ahí fue su núcleo
original. Algunos especulan que el pueblo maya tomó como ejemplo muchos estilos
de vida de la cultura olmeca, aunque los recientes hallazgos en las ciudades
del Petén, como El Mirador, Cival, etc., contradicen ésta teoría. De esta época
datan el urbanismo y el que se fueron desarrollando en un ambiente estable y
prolongado; se adaptaron al medio ambiente en que vivían y sabían convivir con
la naturaleza. Por todo ello se distingue el gran respeto que tenían como seres
humanos hacia su entorno.
Se estima que la selva del Petén se encontraba deshabitada al inicio del
tercer milenio antes de Cristo, cuando los primeros agricultores construyeron
sus chozas a orillas del río La Pasión y la Cuenca del Mirador, demostrado por
muestras de polen de maíz, que datan ca 2750 a. C. en lagos de la Cuenca
del Mirador. Estos se empezaron a relacionar con la población de los Altos y la
costa del Pacífico de Guatemala en sitios como Takalik Abaj, ca 1000 a.
C., Kaminaljuyú, ca 800 a. C., y El Salvador, ca 900 a. C., así
como con la de la costa del golfo de México. Hacia el año 1000 a. C. la
población en expansión se extendió por toda esta zona central iniciándose el
proceso de urbanización, el empleo de sistemas agrícolas más complejos y una
organización política más avanzada, capaz de controlar la creciente población y
con una jerarquización interna, en la que nobles y sacerdotes iban ocupando los
puestos de autoridad. Se inicia una división del trabajo con la diversificación
de ocupaciones: agricultura, caza, pesca, recolección, alfarería, industria
lítica, industria textil, comercio y culto religioso.
El trabajo de la tierra dio prioridad al cultivo del maíz, el frijol, el
cacao y la calabaza, en tanto la caza, la pesca y la recolección quedaron como
actividades complementarias; por eso a este periodo se le conoce también como
agrícola. En él se va desarrollando una religión sencilla con la creencia en
una vida ultra terrena y el culto a los muertos.
La evidencia arqueológica muestra que los mayas comenzaron a edificar
una arquitectura ceremonial hace unos 3000 años. Hay un desacuerdo entre los
límites y la diferencia entre los mayas antiguos y una civilización
mesoamericana preclásica vecina, la cultura olmeca. Los olmecas y los mayas
antiguos parecen haberse influenciado entre sí. Los monumentos más antiguos
consisten en simples montículos de tumbas, los precursores de las pirámides se
erigieron más tarde.
De modo gradual, la influencia de la cultura olmeca dejó de ser tan
grande como había sido durante el período preclásico medio. Hacia el siglo III
a. C. había cesado definitivamente. Sin embargo, muchos pueblos de toda el área
mesoamericana habían absorbido algunos de sus rasgos principales (culto a los
muertos, arquitectura y escultura monumentales, el culto a las divinidades del
agua y el fuego, etc.). Para el Preclásico tardío, en toda Mesoamérica surgieron
tradiciones culturales regionales, que fueron construidas sobre la base del
legado olmeca. Los mayas tomaron de ese pueblo la escritura, el sistema de
numeración y la cuenta larga, y muchas otras cosas. La cultura maya,
propiamente dicha, no surgió sino hasta el primer siglo de la era cristiana,
más o menos contemporánea al desarrollo de Teotihuacan.
Del período Pre clásico tardío se han detectado numerosos asentamientos
humanos, entre los cuales se encuentran Santa Marta (Chiapas), donde se
constata una temprana ocupación en labores de cerámica y cultivo de maíz,
fechada con el año años 1320 a. C.; Chiapa de Corzo, Tonalá, Padre Piedra, e
Izapa, con influencia olmeca; Edzná, Xicalango, Tixchel y Santa Rosa Xtampak
(Campeche); Yaxuná, Acanceh, Dzibilchaltún (Yucatán); El Trapiche, Casa Blanca,
Laguna Cuzcachapa, Las Victorias y Bolinas (Chalchuapa); y Kaminaljuyú en el
sur de Guatemala. Los pobladores de este último asentamiento controlaron las
relaciones comerciales de la zona con el resto de Mesoamérica hasta que fueron
invadidos hacia el año 400 d. C., por guerreros provenientes del centro de
México, de la poderosa ciudad de Teotihuacan, cuya influencia militar y
cultural se dejó sentir desde entonces en todo el ámbito maya.
Período Clásico
Artículo principal
Estela de Copán según un grabado de Frederick Catherwood, 1839.
También llamado Periodo Teocrático, abarca desde los años 320 a 987 d.
C., aproximadamente. Recibe este nombre porque en un principio se creyó que fue
el grupo sacerdotal el que ejerció el poder político y que toda la vida
económica, social y cultural se desarrolló en torno a la religión.
Los grupos sacerdotales, tuvieron gran importancia en el gobierno de los
Estados mayas del Clásico; a pesar de eso, nunca fueron dirigentes. Existía una
clase noble y, en todo caso, eran los guerreros quienes concentraban el poder.
La imagen de los mayas como una sociedad gobernada por sacerdotes fue derribada
cuando se descubrió que las ciudades estaban en permanente guerra unas con
otras.
Se incrementó notablemente la agricultura como actividad económica
básica, la cual era practicada por grandes contingentes de labradores,
propiciando una compleja división del trabajo y en consecuencia una fuerte
estratificación social.
Las zonas arqueológicas más conocidas de este periodo son: Tikal,
Uaxactún, Piedras Negras, Cancuén, Caracol, Yaxhá, Naranjo, Xultún, Río Azul,
Naachtún, Dos Pilas, Machaquilá, Aguateca, Comalcalco, Pomoná, Moral Reforma,
Palenque, Yaxchilán, Kankí, Bonampak, Quiriguá, Tulum, Edzná, Oxkintok, Ceibal,
Xamantún, Copán, San Andrés, Yaaxcanah, Cobá, El Cedral, Ichpaatún,
Kantunilkín, Kuc (Chancah), Kucican, Tazumal, Las Moras, Mario Ancona, Muyil,
Oxlakmul, Oxtancah, Oxhindzonot, Pasión de Cristo, Río Indio, San Antonio III,
Nohkuo Punta Pájaros, San Manuel, San Miguel, San Claudio, Tortuguero, Punta
Molas, Tamalcab, Templo de las Higueras, Tupack, Xlahpak, Tzibanché y
Kohunlich.
Cobá.
Los dos principales centros de la zona del Petén son Uaxactún y Tikal. Uaxactún
(600 a. C. al 889 d. C.), localizado a 25 kilómetros al norte de Tikal
(Guatemala), tiene el templo maya más antiguo que se conoce en la región, y es
el primer lugar en donde se observó la existencia del arco falso maya. Tikal
(800 a. C. al 869 d. C.), enclavado en el corazón de la selva muestra una gran
influencia teotihuacana y llegó a poseer 100 mil habitantes en su momento
culminante, siendo la ciudad más grande de América en el Clásico tardío. Este
centro dependía de una complicada red comercial y se encontraba enclavado en un
lugar estratégico, entre dos sistemas fluviales que iban al Golfo de México y
al mar Caribe.
Copán, en Honduras, cuyo esplendor se dio hacia el año 736 d. C., fue el
centro científico del mundo maya, en donde la astronomía se perfeccionó al
punto de determinar la duración del año tropical, de crear las tablas de
eclipses y de idear una fórmula para ajustar el calendario, más exacta que la
usada en la actualidad. Sobre su arte, Eric Wolf en la obra Pueblos y
culturas de Mesoamérica menciona:
"Al mismo tiempo se
dieron a conocer expresiones artísticas nuevas, nuevos símbolos de poder, que
provenían del exterior de la zona maya, y se extendieron en toda esta región;
como los tocados ceremoniales guarnecidos, las sandalias orladas, los
brazaletes, las plumas ensartadas y el cetro de [manikin]. En Copán se
encuentran numerosas representaciones del Tláloc mexicano. ¿Se trataría de un
movimiento de consolidación política que tuvo su origen fuera de la zona maya
aun cuando hecho uso de las formas mayas tradicionales?..."
Zona Arqueológica de Comalcalco en Tabasco. Única ciudad maya construida
de ladrillo cocido.
La ciudad de Comalcalco en el estado de Tabasco es la ciudad maya más
occidental, y su característica principal es que, a falta de piedras en la
región, sus habitantes construyeron los edificios a base de ladrillo cocido,
pegados con una mezcla de estuco hecho con concha de ostión. La región fue la
principal productora de cacao, cuya semilla fue utilizada como moneda por las
diferentes culturas mesoamericanas. En Comalcalco se han encontrado diversos
mascarones, estelas, una tumba con restos humanos, y el primer cementerio maya
con un total de 116 entierros funerarios con más de mil años de antigüedad. Dichos
entierros fueron localizados en tres montículos de tierra, con una superficie
de 220 m², ubicados en la periferia de la zona arqueológica. 1
De este período datan también las ciudades de Calakmul, en Campeche,
donde se han encontrado más de 100 estelas, y Cobá en Quintana Roo, que
floreció en 623 d. C. y constituye el centro teocrático más antiguo del noreste
de la península de Yucatán.
Cobá, situada a orillas de cinco lagos, entre los cuales los más
importantes son Cobá y Macanxoc, se desarrolló a principios de nuestra era.
Constituía un asentamiento humano pequeño, con una organización social de tipo
aldeano y cuya actividad principal era la agricultura. Conforme la población
fue creciendo, entre los años 400 y 1000 de nuestra era, Cobá aumentó su poder
económico y político, llegando a convertirse en un importante centro
ceremonial. El arqueólogo Antonio Benavides lo describe así en su artículo
"Cobá":
"En Cobá y sus
alrededores vivían miles de personas, la mayoría en casas precarias con
cimientos de piedra; paredes de lodo y techos de hoja de palma. En el centro de
la ciudad, cerca de los templos, de los edificios públicos y de los juegos de
pelota, habitaban los gobernantes en casas grandes de piedra decoradas con
figuras de estuco. También había amplias plazas en las que se reunía la gente
los días de mercado o cuando había alguna celebración pública. La vida en Cobá
era muy parecida a la de otras grandes urbes prehispánicas como Teotihuacan y
Cholula en el altiplano central o como Monte Albán y el Tajín. Existía un
sistema de gobierno con grandes diferencias sociales. Un grupo minoritario
formado por sacerdotes, dirigentes y guerreros de alto rango organizaba y
controlaba la mayor parte de las actividades (religión, economía, política,
educación, etc.) de una gran población de tal manera que los bienes y servicios
eran mayormente disfrutados por ellos".
Este importante centro cubría una extensión total de 100 km² y su núcleo
unos 2 km²; se encontraba comunicado con la región por medio una serie de
caminos que tenían por objetivo asegurar el control económico y político del
territorio, además de ser excelentes medios de comunicación. Los caminos se
empezaron a construir entre los años 600 y 800 d. C. aproximadamente. Es también
la época en la que se esculpen numerosas estelas y en que el crecimiento urbano
se aprecia en la construcción —aparte del núcleo— de tres grupos de edificios
ceremoniales: Nohoch Mul, Chumuc Mul y Macanxoc. La
población alcanzaba entonces los 70 mil habitantes, y hacia el año 1000
controlaba la ruta comercial de la costa oriental y del centro y norte de la
península de Yucatán.
Cobá, sin embargo, no se encontraba en la costa, sino en el interior, a
unos 50 km al noreste de Tulum. Necesitaba controlar, abastecer y proteger un
puerto localizado sobre la ruta comercial hacia Honduras, el puerto de Xel-Há,
descrito así por el arqueólogo Fernando Robles en su trabajo "Xel-Há,
puerto de Cobá":
"Xel-Há se hallaba en un punto crítico de
la ruta comercial, ya que en ella convergían las partes terrestre y marítima de
la misma. A Xel-Há llegaban por la vía marina las mercancías procedentes de
Petén y Belice y, por el otro lado, aquellas del noroccidente de Yucatán vía
Cobá. Esta posición de zona transitoria, aunada a sus cualidades geográficas
(la caleta, su situación geográfica en la península, etc.), debieron haber
hecho de Xel-Há una especie de 'puerto libre' [...] Por las evidencias
arqueológicas que contamos, así como por sus cualidades morfológicas y
geográficas, suponemos que Xel-Há debió haber jugado un papel, si no igual, sí
semejante al de un puerto de comercio suscrito al emporio comercial de
Cobá".
Pirámide en Yaxchilán.
La civilización maya, tuvo centros como Palenque, enclavado en la selva
de Chiapas, que llegó a su máximo esplendor entre los años 695 y 799, al igual
que los centros de Yaxchilán, Bonampak y Piedras Negras. Es en esta región
donde encontramos los primeros indicios de la existencia de la guerra entre los
mayas: hay representaciones que hablan de guerreros, batallas e incursiones
para capturar prisioneros. Becán, situada en Campeche, es un ejemplo de ciudad
maya fortificada y rodeada por un foso seco.
Antes de finalizar con el periodo teocrático es importante resaltar la
relación tan estrecha y duradera que había entre la región maya y el centro de
México, especialmente con Teotihuacan, del siglo V al VII. Teotihuacan controló
los centros mayas de este periodo a través de la guerra y del dominio político,
pero sobre todo mediante las influencias culturales y el acceso a una serie de
recursos naturales, como el cacao, que eran mercancías básicas dentro de las
redes comerciales. Inicialmente se dedujo que la cultura maya absorbió la
influencia teotihuacana y continuó su propio desarrollo. Posteriormente se
analizaron las evidencias encontradas en Tikal y en Kaminaljuyú, donde algunos
edificios y estelas sugieren actividad bélica entre teotihuacanos y mayas,
demostrando el poder que los guerreros sustentaban en este periodo.
Podemos afirmar que la desintegración tan dramática como incomprensible
de estos poderosos centros ceremoniales podría estar íntimamente ligada a la
caída de la propia Tehotihuacan.
Se han manejado muchas hipótesis acerca del "colapso maya", es
decir la decadencia y desaparición de los centros mayas teocráticos, cuyo orden
se resquebrajó entre los años 750 y 900. Una teoría nos habla del colapso
ecológico que sufrió la región a raíz de la destrucción de la selva por los
sistemas agrícolas que los mayas empleaban (tumba, roza y quema), mientras que
otra pone el acento en un crecimiento desmedido de la población, que empezó a
ejercer demasiada presión sobre la tierra y la producción de alimentos. Estas
hipótesis son probablemente ciertas, aunque no bastan para explicar la
decadencia de los centros teocráticos.
A ellas quizá se aunaron las contradicciones internas de la sociedad
teocrática. En ella el poder y la autoridad estaban en manos de un grupo de
nobles y sacerdotes que imponían al pueblo fuertes cargas tributarias en
trabajo y especie. Así, ese pueblo pudo haberse levantado en una sangrienta
rebelión, o bien emigrar en masa hacia otras tierras. A todo esto se une el
hecho de que Teotihuacan, saqueada y reducida a cenizas por fuerzas
desconocidas entre 700 y 750 dejó de mostrar su influencia en el área maya. Su
prosperidad económica y cultural se detuvo bruscamente para dar paso a
Xochicalco, y posteriormente a los toltecas, en el dominio del Valle de México.
Cien años después de la destrucción de Teotihuacan, los centros mayas entraron
en crisis, se despoblaron, y sus ciudades fueron invadidas por la selva.
Período Posclásico
Kukulkán es el nombre maya de Quetzalcóatl, personaje importante en el
Período Posclásico de los mayas. Aquí lo vemos en un dibujo de un bajorrelieve
de Yaxchilán.
Abarca los años 1000-1687. Una vez abandonados los centros ceremoniales
mayas del periodo clásico, la fuerza generadora de esta época va a ser una
corriente migratoria identificada étnicamente con los mayas arraigados en la
región, que traía consigo una cultura mestizada de fuerte contenido náhuatl.
Esta corriente, llamada putún o maya-chontal, habitaba en
el sur de Tabasco y tenía estrechas relaciones comerciales con los pueblos del
centro de México y con los grupos nahuas establecidos en la periferia de la
región maya, por ejemplo en Xicalango. Su presencia habría de romper con el
precario equilibrio en el que trataba de mantenerse el mundo teocrático, y
fueron los putunes los que aprovecharon la caída de este orden para introducir
una nueva forma de vida y de dominio sobre la región.
El territorio del que provenían los putunes era el delta de los ríos
Usumacinta y Grijalva, una región de ríos, riachuelos, lagunas y pantanos en
donde predominaba el transporte acuático. Esto hizo de los putunes unos
excelentes navegantes y mercaderes, que controlaban las rutas marítimas
comerciales alrededor de la península de Yucatán, desde la Laguna de Términos
en Campeche hasta el centro de Sula en Honduras.
Los putunes se establecieron al sur del río de la Pasión y llamaron a su
tierra Acalán (‘lugar de canoas’). Fundaron dos poblaciones principales:
Potonchan (Putunchan), situada en la desembocadura del río Grijalva, e
Itzamkanac, junto al actual río Candelaria que desemboca en la laguna de
Términos. Itzamkanac era la capital de Acalán, pero tal vez fuera Potonchán la
primera población. En efecto, esta dominaba el comercio relacionándose con los
zoques y con los habitantes de las tierras altas de Chiapas. En cambio,
Itzamkanac estaba ubicada demasiado río arriba para llegar a ser un importante
puerto de intercambio. De ahí que Xicalango, el gran centro comercial situado
en la laguna de Términos y controlado por Itzamkanac, supliera esta función.
Establecieron numerosos puertos en esas rutas, entre los que destacan
Cozumel, Xel-Há, Bahía de la Ascensión y Polé (la actual Xcaret), en Quintana
Roo, que fueron dominados por una rama de los putunes, a quienes se conoce como
itzaes (‘aquellos que hablan la lengua entrecortadamente’).
Desde Polé los itzáes penetraron tierra adentro para conquistar Chichén
en 918, y desde entonces tomo el nombre de Chichén-Itzá. Hacia el 950,
dominaban toda la región oriental hasta Bakhalal (Bacalar) y Chactemal
(Chetumal). Una vez controlada la zona, esta rama itzá de los putunes
estableció comunicación con sus vecinos mexicanos del sur de Campeche. Se
supone que los itzaes —quienes hablaban tanto el chontal como el náhuatl y
habían absorbido profundas influencias del centro de México—, recibieron a
Quetzalcóatl, llamado en maya Kukulkán. Este había huido de Tula y se alió con
los chontales para conquistar Chichén Itzá en 987. De esta época datan las
influencias toltecas en el arte y la arquitectura mayas.
Es conveniente recalcar que autores como Enrique Florescano, Leonardo
López Luján y Alfredo López Austin, ponen en duda que el Quetzalcóatl histórico
haya llegado a Yucatán. En primer lugar, porque las fechas no coinciden. En
segundo, porque similares argumentos presentaban los nobles mixtecos, tarascos
y más tarde los mexicas para legitimar su posición en la estructura social.
Tanto el mito de Tollan y el de la huida de Quetzalcóatl, como las expresiones
artísticas y la vocación eminentemente guerrera de las sociedades mesoamericanas
del período Posclásico temprano, forman parte de un complejo muy extendido por
toda la región en ese tiempo.
Hacia el año 1000, Chichén Itzá formó una alianza con los cocomes de
Mayapán y los xiu de Uxmal. Dicha alianza es conocida con el nombre de
Confederación o Liga de Mayapán, rota en 1194 por Hunac Ceel, líder de los
cocomes. Las hostilidades desembocaron en la derrota tanto de los itzáes como
de los tutul xiúes. El auge de Chichén-Itzá y de sus gobernantes maya-toltecas
terminó en caos hacia fines del siglo XIII. Los itzáes abandonaron su ciudad y
se dirigieron a las selvas desiertas del Petén. Allí, en el lago Petén Itzá,
fundaron una nueva población localizada en la isla de Tayasal.
La supremacía de Mayapán llegó a su fin hacia 1441, cuando el líder xiu
de Uxmal, Ah Xupan Xiu, la destruyó masacrando a la familia real cocom. Durante
su apogeo, Mayapán llegó a tener hasta 12 mil habitantes. Era una ciudad
fortificada, rodeada de una muralla de piedra. Se pueden ver en su arquitectura
claras influencias toltecas.
A la caída de Mayapán, la península de Yucatán se dividió en 16 pequeños
estados, cacicazgos o provincias, cada uno con su propio gobernante. Entre
estos cacicazgos existían rivalidades y guerras constantes, herencia de las
luchas sin tregua entre los xiu y los cocomes. Esa era la situación reinante a
la llegada de los primeros españoles.
En el Petén, Tayasal de los itzaes, Zacpetén de los ko'woj y Queixil de
los yalnain, fueron las últimas ciudades mayas y mesoamericanas en ser
conquistadas, en el 1697, después de varios intentos fallidos, incluyendo unos
de Hernán Cortés en 1542.
En el altiplano sur surgieron otros estados
mayas, entre ellos el reino k'iche' basado en Q'umarkaj (Utatlán), que produjo
el Popol Vuh, la obra histórica y mitológica más conocida de los mayas. Otros
estados en las tierras altas de Guatemala incluyen los reinos mam en
Huehuetenango (Saculew), kaqchikel en Iximché, chuj en San Mateo Ixtatán y poqomam,
probablemente en Mixco Viejo
La sociedad
Aldeas "vivienda"
Existían casas unifamiliares donde vivían los padres y los hijos quienes
adoptaban a miembros viejos o jóvenes de la familia o fuera de ella (ejemplo:
Tulum). También había edificios multifamiliares habitados por personas de lazos
sanguíneos comunes de elevada posición social (ejemplo: los complejos
residenciales de Kohunlich). Los materiales de las casas varían de muros y
techos de madera y palma a materiales resistentes como piedra y estuco. También
la vivienda podía estar formada por tres estructuras principales separadas,
(dormitorios, la cocina, la bodega) y podían construir otras estructuras
separadas (talleres, baños, saunas) (ejemplo: Joya de Cerén).
Dormían sobre unas plataformas bajas adosadas a los muros donde
colocaban colchones rellenos de algodón (las hamacas fueron una adaptación de
las redes de pesca, invento de los indígenas caribes de Haití llegado a Yucatán
con el arribo de los españoles). También se dormía sobre petates en el suelo.
Este tipo de habitaciones tenían poca ventilación y luz porque carecían
de ventanas. Las habitaciones fueron usadas para dormir y guardar pertenencias;
sus ocupantes trabajaban en las afueras y poseían huertos para consumo
familiar.
La gente común vivía en palapas alrededor de las ciudades, los
materiales que usaban eran renovables como la palma chiit (para los techos), la
madera, el bajareque y el estuco (para las paredes). En el centro de la ciudad
habitaban los sacerdotes y la nobleza en los castillos, pirámides y templos
ceremoniales.
Vestimenta
Gran parte de la población estaba dedicada a las jornadas agrícolas, por
ello usaron ropa adecuada a las condiciones necesarias, además la indumentaria
dependía del nivel social. La mayoría de la gente vestía sencillamente: las
mujeres con el sovon o hipil o una falda y su manto; y los hombres con
una especie de calzón llamado patí. Sin embargo, la nobleza utilizaba
ricos y complicados atuendos bordados con plumas y gemas, calzaba sandalias de mixa
y lucía grandes tocados de plumas, además de collares, pectorales y pesados
cinturones con incrustaciones de nácar y piedras grabadas. Otras prendas
comunes entre los nobles fueron las faldas, capas cortas o largas, chaquetas
(generalmente de piel de jaguar o algodón), adornos de conchas, caracoles y
diseños geométricos. Aparte del tocado, algunos nobles y sacerdotes llevaban
enormes orejeras, narigueras, brazaletes y anillos de jade, cuarzo y oro, y se
perforaban la barbilla, bajo el labio inferior, para incrustarse un bezote.
Entre los accesorios había sombreros, turbantes, penachos, diademas y
gorros cónicos. Por lo general el jade era muy utilizado hasta el 900 a. C.
(aunque no desaparece) y posteriormente llega la joyería de oro.
Podemos imaginar, por las pinturas murales de Bonampak, la riqueza y
suntuosidad que irradiaban estos atavíos en las ceremonias y también en las
batallas, en donde los guerreros añadían al vestuario sus armas, escudos y
cotas o chalecos protectores también profusa y bellamente adornados.
Para teñir sus artículos indumentarios utilizaron diversos colorantes.
Los más importantes fueron:
De origen mineral: Arcilla atapulgita (paligorskita)
De origen vegetal: Añil (Indigofera sufruticosa e Indigrofera guatemalensis),
de estas dos (atapulgita y añil) se piensa que los mayas sacaron el azul
maya (su color característico).
De origen animal: El color rojo, obtenido de la grana cochinilla (insecto parásito
que ataca al nopal, del que hay varias especies de los géneros Opuntia
y Nopalea).
El color violeta proviene de un caracol llamado Plicopurpura
pansa.
Estos colorantes fueron obtenidos a través de cultivos o por el
comercio.
Organización religiosa
(personajes de la estructura religiosa)
- Halach uinik, sacerdote y gobernador
del kuchkabal (provincia).
- Ah k’in may o ahau kan mai:
sumo sacerdote.
- Ah k’in: sacerdote regular. Ah prefijo de
procedencia, kin significa Sol, es decir ‘el que proviene del Sol’.
- Ah nacom: sacrificadores.
- Chilam: profeta.
- Chá ako’ob: ayudantes.
Comercio
El comercio fue indispensable para la economía de los mayas, ya que el
área geográfica maya proveía gran cantidad de productos, pero tenían escasez o
ausencia de otros. Durante el Clásico se desarrollaron grandes mercados en las
urbes, que se llamaban p'polom. Tras la reorganización social de finales
del Postclásico se desarrollaron los tianguis. Entre los mayas, los
comerciantes hacían largos y exhaustivos recorridos para poder abastecer a
pequeños comerciantes quienes distribuían de casa en casa los artículos
exclusivos de ciertas zonas como el jade, del Valle del Motagua en Guatemala,
la indipensable obsidiana de las fuentes del altiplano de Guatemala como El
Chayal e Ixtepeque, las prestigiosas plumas del quetzal, de los bosques nubosos
de Guatemala, el algodón del noreste, las conchas y el pescado de las costas.
También la sal del norte, y de fuentes del río Chixoy en Alta Verapaz, el cacao
de Tabasco, Guatemala y Honduras, y el pedernal de la zona puuc. El arte
también se convirtió en un objeto apreciado entre los nobles, y las cerámicas
policromas de lugares como Chamá y Nebaj en el altiplano de Guatemala se
distinguieron por sus finas obras que se han encontrado en muchos sitios
distantes. Los grandes comerciantes adquirían gran prestigio y fama entre la
nobleza maya y en algunas ocasiones eran reclutados como espías del rey.
Moneda
No existían monedas para el comercio, solamente el trueque y en
ocasiones se utilizó el cacao como tal. Aunque no había un valor exacto, un
conejo valía 10 semillas. El cacao conservó sus usos económicos durante un
breve periodo del dominio español: el 17 de junio de 1555, por orden del
virreinato de la Nueva España, el cacao pudo ser intercambiado con monedas
europeas al equivaler un real español por 140 semillas de cacao, en 1575
bastaban 100 semillas de cacao por un real y al final de ese siglo eran 80 por
un real.
Ritos
Las pirámides son sus templos y los fieles asistían a las ceremonias al
aire libre, abajo y al frente, de la pirámide-templo. Solicitaban de sus dioses
los dones de la vida, la salud y el sustento, a cambio de los cuales realizaban
una serie de ofrendas y de ceremonias purificadoras inmersas en un complejo
ritual. Practicaban los flechamientos y arrojaban a los niños, doncellas y
piezas de oro al Cenote Sagrado de Chichén Itzá, como ofrenda al dios Chaac. El
autosacrificio tenía muchas variantes, como por ejemplo cuando ellos se sacaban
sangre de diversas partes del cuerpo con punzones de hueso o espinas de maguey
y ofreciéndolas en tiras de papel.
La danza era también una parte importante del ritual. Tanto hombres como
mujeres tenían sus bailes particulares y rara vez bailaban juntos. El baile de Holcan
Okot, por ejemplo, era realizado por 800 guerreros que se movían con
precisión absoluta mientras invocaban la ayuda y protección de Kakupakat.
Las fiestas dedicadas a los dioses se celebraban en las fechas fijas
establecidas por el tzolkin o calendario ritual. Los sacerdotes
organizaban las ceremonias, la ornamentación de los templos y la presentación
de las ofrendas. Había también juegos de pelota (pot-a tok),
dramatizaciones, procesiones y otros festejos.
Elementos de las ceremonias
- Los autosacrificios. Se perforaban la lengua, los lóbulos, y
órganos sexuales y ofreciendo la sangre recogida. La sangre se quemaba
junto con papel, resinas vegetales, hule y los instrumentos mismos del
autosacrificio como las espinas de mantarraya, las cuerdas, etc.
- Los sacrificios de animales.
- Los sacrificios humanos (prisioneros de guerra, esclavos o personas
escogidas por su nacimiento), a quienes se les extirpaba el corazón o
decapitaba.
- Los bailes, cantos, dramatizaciones, rezos.
- El ayuno y la abstinencia sexual.
- El uso de hongos alucinógenos, bebidas fermentadas (balché),
tabaco silvestre, comidas especiales y flores psicotrópicas.
- Las ofrendas de animales, plantas, flores, estatuas, incienso,
ornamentos (plumas, conchas), turquesa, obsidiana, jade, cobre y oro,
entre otros.
Los mayas tuvieron un calendario para diversos festejos y ceremonias.
Entre las ceremonias que aún se practican tenemos al Ch’a Chaak,
encabezada por el H-men (especie de Chamán), para invocar a los Chaques,
ayudantes del dios de la lluvia cuando la temporada de lluvias se retrasa. Se
creía que las cuevas de la península, especialmente Loltún y Balankanché, eran
lugares para entrar al inframundo. A mediados del siglo pasado, en la Guerra
de Castas, tuvo una actuación destacada la Cruz Parlante, elemento propio
de la religión maya, la cual es independiente de la cruz cristiana. La Cruz Maya
la vemos en Palenque (Chiapas) y es una estilización del árbol cósmico o de la
planta del maíz. Esta cruz es un símbolo de las 4 direcciones o ángulos del
mundo y deidad por sí sola. El uso de la Cruz Parlante entre los mayas
participantes en la Guerra de Castas (mediados del siglo pasado) fue un factor
que los unió y los hizo resistir situaciones muy difíciles. La localidad donde
se localizó la Cruz Parlante se le conoció como Chan Santa Cruz y ahora como
Felipe Carrillo Puerto. Es importante recalcar que la Guerra de Castas permitió
a los mayas recuperar la soberanía en un territorio y éste es el único caso en
su tipo en América. Actualmente se sigue venerando a la cruz y se le viste con
hipiles (vestidos típicos), espejos, flores y diversos adornos entre los mayas
de Yucatán y los tzotziles de Chiapas.
El juego de pelota
Los mayas concebían al juego de pelota como un ritual. El juego de
pelota representa los orígenes del universo y pretende reactivar los mitos de
la creación del maíz y otros fenómenos astronómicos. Éste es un rito de
iniciación, muerte y renacimiento que legitima la acción militar y el poder
político. La lucha (de jugadores, astros o la pelota) puede representar el
encuentro entre los gemelos (del Popol Vuh) y los dioses del inframundo.
Este juego tuvo diversas variantes según la época y el lugar, por general se
utilizaba una pelota hecha de caucho que se golpeaba con la cintura, las
rodillas, los hombros y los codos.
El objetivo del juego era hacerlo pasar por un delgado anillo que se
colocaba en una de las paredes del campo de juego aun en la actualidad es
practicado en Guatemala en su forma ritual y en México en una nueva forma de
expresión turística o puramente deportiva.
En otros lugares, donde los campos de este juego carecen de
anillos-marcadores, se cree que el ganador se decidía por el equipo o jugador
que ganara líneas en la cancha hasta acorralar al adversario (como en el fútbol
americano).
El número de jugadores varía y en ocasiones los jugadores usaban
“raquetas” o bastones. Se protegían el pecho y la cabeza, evitando los fuertes
golpes de la pelota. El juego podía durar día y noche y no hay fuentes
históricas donde se hable del sacrificio humano o donde el derrotado era
decapitado.
Algunos historiadores estiman que el jugador que perdía la vida era, en
realidad, un prisionero de guerra, obligado a jugar por los victoriosos. Este
jugador-prisionero de guerra débil, cansado y con heridas perdía el juego, era
sacrificado y formaba parte de un rito de fertilidad pues iba a un paraíso. No
siempre este juego terminaba con sacrificios humanos, pues se hacía apuestas y
lo perdido era sólo lo apostado (según fuentes históricas aztecas). En algunos
campos mayas de Guatemala y Honduras el jugador que vencía perseguía a los
asistentes ya que por regla tenía derecho de despojarlos de las pertenencias
que más le gustaran.
Literatura
Hay pocos ejemplos de la literatura maya, pues muchos códices mayas
(libros) fueron destruidos por el tiempo, la humedad o los misioneros
españoles, y sólo se salvaron cuatro: El Códice de Dresde; el Códice
Tro-Cortesiano, el Códice Peresiano y el Códice Grolier que se encuentran
respectivamente en Dresde, Alemania; Madrid, España; París, Francia; y Ciudad
de México, México. Los Libros de Chilam Balam, El Popol Vuh y Los
Anales de los
Cakchiqueles fueron escritos respectivamente en maya yucateco, quiché y cakchiquel
utilizando el alfabeto latino traído por los españoles. Así, la “pureza” de
estos libros está bajo sospecha pues los españoles pudieron haber influido de
forma directa o indirecta, pero de cualquier forma, son libros mayas, es decir
de los mayas que vivieron en tiempos de la colonia española. En el caso del
Popol Vuh, el descubrimiento de un bajorrelieve de 1.500 años de antigüedad en
la Acrópolis, (una pirámide de cerca de 75 m de altura) en Toniná, Chiapas,
podría confirmar la autenticidad del Popol Vuh. La decoración muestra 4
dignatarios mayas, representando los señores del mundo subterráneo y a la
guerra, la agricultura, el comercio y el respeto a la divinidad. Juan Yadeun,
director de las excavaciones en Toniná, sostiene que, en el Popol Vuh y en
otros antiguos textos, se encuentran muy a menudo descripciones de los cuatro
dignatarios, llamados a representar la estructura y la iconografía misma del
poder en el mundo maya clásico. Existen algunos otros libros mayas de la época
de la conquista, como el Códice de Calkiní.
Arte con plumas
Fue una manifestación artística muy apreciada en la cual utilizaban,
sobre todo, las plumas de quetzal, para la elaboración de penachos y otros
adornos.Los penachos variaban en forma y tamaño según la posición que ocupaban.
Cerámica
Fue rica y variada desde vasos y platos hasta objetos para culto. En su
mayoría los objetos eran pintados con motivos geométrico aunque también
representaban animales y figuras geométricas.
La cerámica tiene paredes muy delgadas, formas simétricas, tintes de
base caliza con paredes pulimentadas, muchos colores y excelente terminado de
acuarela. Las piezas se cocían a temperaturas de hasta 800 grados en hornos
abiertos. Las decoraciones incluyen textos escritos en maya con escenas de
nobles, episodios militares, imágenes de gobernantes, de seres sobrenaturales,
etc. Esto nos hace pensar que fueran hechas por artesanos nobles y firmadas por
ellos para poder afianzar alianzas y como ajuar funerario.
Escultura
Bajorrelieve en el museo de sitio de Palenque.
Para los diferentes trabajos en escultura, bajorrelieves, alto
relieves y estelas utilizaron madera, estuco y piedra calcárea,
ocasionalmente recubierta de estuco (pasta hecha de polvo de piedra
calcárea, conchas y aglutinantes vegetales) pintado de diversos colores.
- Águila: animal sagrado. En muchas ocasiones se le ve con un corazón
en su garra como alusión a un sacrificio humano.
- Chaac: (dios de la lluvia), representado
normalmente por una larga trompa, ojos, orejas con sus aretes y una boca
abierta con dientes afilados.
- Chac Mool: (símbolo religioso),
probable que haya sido un lugar para colocar ofrendas (humanas o de otro
tipo) o un trono. Tiene forma de un hombre que mira de lado, acostado, con
las piernas plegadas (postura típica de un ejercicio abdominal) y las
manos sosteniendo un plato sobre su estómago. Estas estatuas podrían
representar prisioneros de guerra.
- Cruces: simbolizan las 4 direcciones o ángulos del mundo más
el centro, también representa la planta del maíz.
- Dios descendente Ah Muken Kaab: (deidad muy vista en Tulum).
Su nombre se explica al observar que siempre está con los pies arriba, los
brazos y cabeza abajo y una cola en forma de avispa.
- Estelas: placas de madera o piedra en posición vertical que
contienen diseños, escritura y calendáricas, para conmemorar eventos
sobresalientes.
- Falos (penes): representan un culto a la fertilidad. Se encuentran sobre todo en Uxmal. La posición que tienen hace pensar que el semen entra a la tierra y la fertiliza.
- Flores: representan la fertilidad y la sexualidad.
- Greca: símbolo que representa al viento, nubes, lluvia, etc.
- Hombre serpiente emplumada: es otra de las representaciones del
dios Kukulkán.
- Hombre barbado: en ocasiones es una probable representación de Kukulkán.
Interpretaciones más modernas dicen que representa a la serpiente de la
guerra Waxak Lahun Uva Kan.
- Jaguares: es el animal sagrado que representa al Sol en su paso por
el inframundo, fue un probable trono.
- Kukulkán: (su culto acepta varios
atributos). Es representado como una serpiente de cascabel con plumas.
- Planeta Venus: relacionado con la dualidad de la religión maya y
con muchas cosas más, entre ellas la guerra.
- Portabanderas: estatuas de seres humanos que sostenían banderas que
se encajaban en las manos.
- Serpientes de Cascabel: tienen atributos. Cuando salen de un cuerpo
simbolizan la sangre y la fertilidad al convertirse en flores, cuando
salen de vasijas representan el agua.
Música
La música maya se basaba en dos tipos de instrumentos: de viento
(silbatos, flautas y caracoles) y de percusión (xilófono [tanto de piedra como
de madera], caparazones de tortugas y bastones de madera). Los bastones de
madera son huecos y tienen estrechos pasajes interiores que hacen sonar las
semillas en su interior. No se conoció la música producida por instrumentos de
cuerda (por ejemplo las guitarras). No conocemos muchos de los instrumentos
hechos en madera que desaparecieron al paso del tiempo y la humedad.
Pintura
Practicaron la técnica al fresco y a veces plasmaron la perspectiva
(como se observa en las pinturas de Bonampak, Chiapas, en las escenas de
prisioneros de guerra martirizados), pues la mayor parte de las veces pintaron
personajes de lado. Los personajes pequeños son representaciones de personas
alejadas, de menor rango social o esclavos. Había varias capas de estuco con
murales que no necesariamente repiten la decoración. También aparecen manos en
positivo o negativo sobre los muros de los edificios de desconocido
significado. Los tonos preferidos son los rojos y los azules.
Gastronomía
A diferencias de otras civilizaciones
antiguas, Los mayas han resistido el paso del tiempo y muchos de
ellos han permanecido orgullosamente, perteneciendo ahora la cultura Maya
moderna. Gracias a los mayas de hoy, es que sabemos cuáles eran
las creencias, las costumbres y las tradiciones de esta
interesante civilización Maya que se estableció en Chichén Itzá,
en la Península de Yucatán.